Día internacional de la trabajadora sexual

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¿Qué aprendí de la prostitución?

El 2 de junio se celebra el Día Internacional de la Trabajadora Sexual, en conmemoración a todas aquellas mujeres que luchan porque se les reconozcan sus derechos. Y es por ello que os quiero contar un poco como fue mi experiencia cuando empecé a trabajar con estas personas, y como la visión que yo tenía de ellas era más sobre un concepto.

Antes de empezar a trabajar con personas que ejercen la prostitución, mis únicos encuentros con ésta habían sido a través de informadores externos (tv, radio e historias que se cuentan). También cuando pasaba de adolescente por esa calle conocida como la “calle de las flores” y de reojo, miraba a ver si descubría porque la gente hablaba tanto de esa zona.

Si me pongo a recordar, no se en que momento tuve claro lo que era exactamente la prostitución, de hecho, mi sensación es que lo sé desde siempre, y es por ello que nunca he tenido que actualizar mi conocimiento acerca de este tema. Yo, por ejemplo, no tenía la concepción de que es una salida fácil, pero tampoco me paraba a pensar cómo las personas llegaban a la prostitución, si tendrían hogar o que se podía compaginar ese trabajo con una pareja, e incluso sabiendo que podían tener hijos, no los tenía en la cabeza. Es decir, nunca me imaginé a una persona que ejerce la prostitución “saliendo del trabajo”. Pues hasta ahí llegaba mi concepto.

Entonces llegó el día en que tuve que trabajar con estas personas, había memorizado toda la teoría. Tenía en la cabeza que son un colectivo en exclusión social, que tienen muchos problemas…en definitiva, que su mundo gira en torno a la calle y al sexo. Así pues, con todos mis documentos, manuales y ganas de ayudar fui al piso en donde me debía encontrar con ellas.

Una vez allí toco el portero, subo el ascensor, me abren la puerta y me encuentro en una casa normal, con adornos, fotos e incluso un perro…Vale estoy un poco descuadrado, pienso, pero no quiero desmotivar a mis expectativas, seguro que esto es solo la primera apariencia. Me saluda una de las chicas y me pregunta que qué tal estoy, yo respondo que estoy bien y sin más dilación, empiezo a mirar en mi mochila para sacar el test o ponerme a hacer algún informe. Ella me vuelve a lanzar otra pregunta ¿Quieres desayunar algo? Yo titubeando dije que no, a lo que ella me ofreció sentarme y acompañarla a desayunar.

Una vez sentado me explicó que las otras chicas estaban aún dormidas, ya que había sido una noche muy larga ¡Ajá ya vamos a ir al tema que nos compete!, pensé yo y me dispuse de nuevo a sacar mi informe. A lo que ella prosiguió ¿de dónde eres? Ese acento es peculiar. De nuevo descuadrado por ver que el tema de la prostitución no es el centro de atención, di una respuesta breve y rápida. Ella siguió hablando mientras desayunaba. Así pasó un rato, vinieron las otras chicas, nos pusimos a hablar de las noticias, del tiempo, de sus familiares, de sus parejas etc., y durante un par de horas no tocamos para nada el tema de la prostitución. Luego ya empecé yo a hacer preguntas que claramente iban dirigidas a este tema, a lo que ellas contestaban sin ningún tapujo.

Al salir del piso mi sensación no fue la de haber ido a hablar con tres “prostitutas”. Tampoco salí de allí con la sensación de que la actuación que debía de hacer fuese dirigido al mundo de la prostitución, sino que salí de allí después de hablar con tres personas, las cuales tienen los mismos problemas que la mayor parte de la gente, y cuya única finalidad es la de trabajar para poder comer. Realmente quien las había encasillado desde el principio era yo, es decir, yo no fui a hablar con tres mujeres, fui a hablar con la prostitución, como si ésta fueran esas tres chicas, sin darme cuenta de que la prostitución abarca mucho más que una mujer que intercambia sexo por dinero, y que se extiende a través de muchos niveles como son el nivel político, social, cultural e individual. Así que es un gran error dejar caer el peso, los estigmas y juicios de valor en estas personas.

Me gustaría que mirásemos a las personas que ejercen la prostitución como lo que son ‘’personas’’, no bajo la etiqueta de “prostituta”, con todo lo que ello conlleva. Y sobre todo, en el día internacional de las mujeres que ejercen la prostitución, que no nos olvidemos que muchas de estas chicas mueren asesinadas, o se quedan sin recursos durante las crisis y no tienen a quien llamar. Intentemos siempre recordar que, si estamos en contra o a favor, es de la prostitución, pero nunca de las personas.

Día internacional de la trabajadora sexual

Ismael Castro Ruiz- psicologia@accas.es
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