Mediante las pruebas diagnósticas de la infección por VIH, estas pruebas son gratuitas, voluntarias y confidenciales.
Pruebas rápidas.
Consisten en la toma de una muestra de saliva o de sangre (en este último caso tras un pequeño pinchazo en el dedo). Esta muestra se introduce en un soporte sólido que contiene reactivos que proporcionan el resultado de la prueba en unos 20 minutos. Estas pruebas son capaces de detectar infecciones por VIH unos 3 meses después de haber entrado en contacto con el virus (intervalo de tiempo conocido como “período ventana”).
En el caso de realizarse antes de cumplirse dicho período, su capacidad para detectar la infección por VIH disminuye. Aparte de la rapidez en la obtención de resultados, otra ventaja que ofrecen es que pueden realizarse sin la necesidad de instrumentación de laboratorio, por lo que es la que se utiliza en entornos no sanitarios tales como organizaciones de apoyo y prevención.